MADRES Y PADRES: APROVECHEMOS LAS VACACIONES!!!

Esposible descansar suin que se hunda el barco o arda la familia.

Que nadie se preocupe. Este artículo no pretende jalear a los padres para que den el do de pecho en verano. Todos hemos trabajado mucho y el primer objetivo es descansar y recuperar fuerzas.

Disponer de un presupuesto para las vacaciones evidentemente ayuda, pero no es el único factor: hay quien consigue descansar con poco gasto y quien con grandes desembolsos sólo consigue estresarse más.

¿Han visto esas imágenes del telediario en las que centenas de turistas, corriendo como si escapasen de un incendio, para colocar la sombrilla en primera línea o para  reservar una tumbona en la piscina del hotel? Parece difícil relajarse con semejante plan, aunque se haya dejado una buena suma en la agencia de viajes.

Otro factor importante es compatibilizar el descanso con seguir ejerciendo como padres, un oficio en el qué técnicamente no existen las vacaciones.

A menudo se describe  la educación como un equilibrio de cariño y exigencia. Ese binomio sigue vigente en verano, adaptado a las circunstancias, que son un poco distintas.

Con los más pequeños seguiremos trabajando los hábitos – sueño, alimentación, higiene – siendo más flexibles que el resto del año. Hay que evitar que los horarios salten por los aires, pero no es necesario llevarse la olla express al apartamento de la playa – el ejemplo es real – cuando alguien inventó los potitos, bastante saludables sobre todo para la salud psíquica de los padres, siempre que no se abuse de ellos.

Tampoco llega la sangre al río si algún día la ducha al salir de la piscina convalida el baño de la noche: un pediatra decía que incluso los jabones infantiles resecan mucho la piel si se usan con exceso.

Cuando los niños están en primaria o en primer ciclo de secundaria disfrutarán con todos los planes que hagan con la familia o amigos, mejor si son al aire libre.

Conviene animarles a hacer deporte, facilitarles libros de lectura que puedan gustarles e intentar que d lunes a viernes dediquen media hora diaria a alguna tarea académica – repaso, refuerzo, idiomas,…- para que no estén tres meses con “encefalograma plano”.

Con respecto a los preadolescentes, las vacaciones son todo un reto: horarios, salidas, fiestas, horas interminables en el sofá con el móvil…., pueden poner a prueba incluso al más paciente.

Algunas ideas pueden ayudar, como negociar un horario antes de empezar las vacaciones, consensuar para qué planes tienen permiso y para cuales no, buscar actividades que les interesen y les aporten: estancias para reforzar un idioma, campamentos que nos dan suficientes garantías de mantener una línea educativa acorde con lo que intentamos el resto del año, voluntariado,….

Sobre todo, no perdamos de vista que es difícil que entiendan el descanso a su edad como lo vemos nosotros: ellos están en su papel de pedir y nosotros en el nuestro de poner límites, lo cual, aunque es agotador, permitirá que al acabar el verano hayamos descansado todos.